
Una pregunta muy importante que hacerse es ¿a qué nivel actúa el proceso de sanación? ¿Por qué sí funciona con unas personas y con otras no? Y mejor aún, ¿por qué me funciona en determinados aspectos de mi vida y en otros no? La respuesta está en que existen varios niveles de bloqueos y desequilibrios, y muy pocas modalidades terapéuticas llegan a abarcarlos todos. Haremos un repaso a estos niveles de bloqueos y a las herramientas de las cuales disponemos para cada uno.
LA MENTE CONSCIENTE Y EL SUBCONSCIENTE
Primero recordaremos el modelo, comúnmente aceptado en psicología, que divide la mente en 2 componentes principales: el nivel consciente (encargado de los pensamientos y decisiones) y el subconsciente (sede de nuestros recuerdos, creencias y programaciones varias). Si te puede ayudar a comprenderlo mejor, si la mente fuera un ordenador, el nivel consciente sería la memoria RAM (responsable de la potencia y rapidez de cálculo), mientras el subconsciente haría las funciones de disco duro, en el cual se almacenan todos los programas y los datos (tanto los útiles como los virus, malware y demás programas obsoletos que no has usado en años...).
· el nivel consciente es la parte 'pensante' de la mente, su componente racional, lógica, analítica. Está constantemente recibiendo información de los cinco sentidos, que analiza y luego valida con una reacción. El nivel consciente es la sede de nuestro libre albedrío y está asociado con nuestra identidad personal, el 'yo' que creemos que somos y que enseñamos al mundo a diario. Sin embargo, totaliza un porcentaje mínimo de la capacidad total del cerebro (menos del 10%).
· el nivel subconsciente o inconsciente es la parte de la mente responsable de almacenar datos (la memoria) y se encarga de los comportamientos automáticos ya aprendidos (los hábitos), además de los reflejos y de las funciones autónomas del cuerpo tales como la digestión, la respiración y la circulación... Todos nuestros procesos mentales y reacciones emocionales se procesan a nivel subconsciente antes de llegar a la superficie para su validación o censura por parte de la menta consciente. En efecto, el subconsciente no juzga ni valora: todos los datos programados en este nivel son aceptados y asumidos como ciertos, sin importar, realmente, si son verdaderos o falsos, reales o imaginarios. El inconsciente es la sede de nuestras creencias, los 'programas' que nos permiten funcionar en el mundo, relacionarnos con los demás y manejarnos en el día a día. No son ni buenas ni malas en sí, simplemente están ahí por haber sido heredadas y, en mayor grado, grabadas en nuestra mente, principalmente durante la fase intrauterina y la pequeña infancia.
Experiencias iniciales de amor y seguridad grabarán creencias positivas, mientras vivencias traumáticas darán lugar a creencias limitantes acerca de ciertos aspectos de la vida; una vez instaladas, las creencias pasan a formar parte de nuestro ser y condicionan nuestra percepción de todo lo que nos acontece. Eso explica que ante una misma situación objetiva, cada persona reaccionará de forma diferente, según que programa esta situación dispare en su subconsciente. Es interesante notar que la mente subconsciente tiene ¡1 millón de veces más potencia de procesamiento de la información que la mente consciente! y está activa las 24 horas.
EL MODELO DEL ICEBERG
En la siguiente ilustración, comparamos la mente con un iceberg cuya parte sumergida (el subconsciente) cuenta por cerca del 90% de la capacidad total. Este gran bloque tiene 3 niveles de alteraciones y desequilibrios que repasaremos a continuación. También se hace mención, a modo de ejemplo, de algunas modalidades de trabajo personal que actúan principalmente en cada nivel.

Lo primero que salta a la vista es que el nivel consciente (que rige los pensamientos y las intenciones) sólo abarca el 10% o menos de la capacidad total del cerebro. Eso implica que para que una intención o una resolución se lleve a cabo de forma exitosa, debe contar con el respaldo (o por lo menos, sin la oposición) del subconsciente. Si quiero dejar de comer compulsivamente y adelgazar pero albergo creencias subconscientes como 'el sobrepeso supone una barrera protectora entre un mundo hostil y yo', 'si soy menos atractiva, los hombres no me mirarán como un juguete sexual', 'la gente delgada está enfermiza' o 'comer rellena mi vacío a nivel afectivo', es poco probable que, a pesar de una dieta de choque y una voluntad de hierro, deje de lado para siempre este hábito destructivo. Es por eso que determinadas herramientas terapéuticas y de desarrollo personal como recitar afirmaciones, el trabajo con la Ley de la Atracción o el coaching tienen sus límites y sólo funcionan en áreas de poca resistencia en cuanto a creencias subconscientes se refiere.
Cuando nos adentramos en el subconsciente, vemos que existen 3 niveles de desequilibrios o alteraciones que juegan un papel importante en nuestra falta de armonía: las creencias y patrones subconscientes, los bloqueos energéticos y el bagaje karmico.
LAS CREENCIAS Y PATRONES SUBCONSCIENTES
Como lo vimos en detalle en la presentación sobre ThetaHealing, las creencias son los programas que hacen funcionar este ordenador central que es nuestro cerebro. Muchas de ellas venían instaladas 'de serie' (por herencia genética, kármica o influencia intrauterina) y la inmensa mayoría de las demás tiene por origen modelos adquiridos en la pequeña infancia, a través de la imitación y reproducción de los esquemas de los padres y demás personas influentes, o bien a raíz de situaciones traumáticas.
Existen varias herramientas potentes para reprogramar nuestra mente, como el ThetaHealing o la PNL (Programación Neuro Lingüistica) que logran a veces resultados espectaculares y, sin embargo, en otros casos como ciertas fobias o adicciones, se quedan cortas...
LOS BLOQUEOS ENERGÉTICOS
A la luz de los descubrimientos científicos de las últimas décadas, algo que se da por hecho en numerosas culturas, - la dimensión energética del ser humano -, es cada vez más aceptada en Occidente: el campo electromagnético del cuerpo se puede medir cuantitativamente, el áura (o por lo menos una parte de ella) se puede observar mediante el proceso fotográfico Kirlian y se ha comprobado, mediante la inyección de fluidos radiactivos bajo la piel o medición de sus microcorrientes eléctricas, la existencia de los meridianos (estos canales por los cuales fluye la energía vital según el milenario modelo de la Medicina Tradicional China en el que se basa la acupuntura). A pesar de gozar de una repercusión mediática muy discreta, la ciencia se acerca cada vez más al conocimiento metafísico ancestral.
¿Qué nos enseña este conocimiento ancestral? Que el ser humano es mucho más que su cuerpo físico, y que todos sus procesos emocionales, mentales y energéticos se originan en los denominados cuerpos sútiles, el patrón energético del ser; todos estos procesos culminan y se manifiestan en el cuerpo físico: por lo tanto, una alteración en algún sector del campo energético, si no está detectada y corregida enseguida en su mismo nivel, puede a la larga somatizar y tener consecuencias más o menos graves no solamente a nivel emocional y mental, sino también a nivel físico. Hoy en día, la creciente popularidad de la Nueva Medicina Germánica o la biodescodificación ha puesto de relieve la relación simbiótica entre los conflictos psicoemocionales y las afecciones a órganos en concreto.
Mientras unos pocos y afortunados clarividentes pueden ver o sentir con claridad estos bloqueos a nivel energético, a los demás nos quedan ciertas herramientas (como la kinesiología aplicada) para comprobar su presencia, y otras para efectuar correcciones y reequilibrar el sistema: es el caso de la acupuntura, el EFT o tapping, InnerWise, las esencias florales, el Rebirthing, la litoterapia, la homeopatía o las muchas técnicas de sanación manual etérica (imposición de manos). Existe un sinfín de modalidades de sanación destinadas a la 'limpieza energética', variando su punto de enfoque y las herramientas que usan, siendo algunas más eficaces que otras, y algunas más limpias que otras.
EL BAGAJE KÁRMICO
El bagaje o carga kármica suele ser el gran olvidado en el ámbito de las terapias alternativas. Se suele percibir el karma como una especie de castigo divino por malas acciones realizadas en vidas anteriores y, directamente, bien se desecha la idea (si uno no cree en el concepto de reencarnación) o bien se acepta sin rechistar nuestra actual situación de vida como si fuera nuestro inexpugnable destino.
Primero habría que matizar que existen varios tipos de karma, no sólo el personal sino también el karma grupal (desde el familial hasta el de la nación a la cual pertenecemos y de la humanidad en su conjunto) y que, creamos o no en ello, no deja de afectarnos. Toda acción tiene su reacción y aunque uno no crea en la reencarnación, es evidente que en esta misma existencia, lo que uno hace (o deja de hacer) tendrá tarde o temprano consecuencias en su vida; y los actos y decisiones de su familia o de su país también, aunque sea en menor medida. Pero, sin entrar en consideraciones filosóficas, el karma no es ni mucho menos nuestro destino, sino más bien una serie de predisposiciones, una especie de 'itinerario sugerido' que podemos en todo momento cambiar mediante el perdón y la integración de este bagaje kármico. Existen algunas herramientas como InnerWise, las Constelaciones Familiares, algunos ejercicios de ThetaHealing e incluso ciertas esencias florales que nos ayudan a integrar y disolver nuestra carga kármica.
A modo de conclusión, diría que un proceso de sanación exitoso es el que toma en consideración todos los niveles de bloqueos subconscientes, sean cuales sean las herramientas que se usan. Así se evitará llegar a 'puntos muertos' en los que tanto el terapeuta como el cliente se sienten frustrados y no logran avanzar más.
¿A QUÉ NIVEL ACTUA EL PROCESO DE SANACIÓN?


